viernes, 29 de julio de 2011

Revisiones entre compañeros

Bicheando por internet he encontrado este cuadro en un blog, y me ha recordado algo que nosotras siempre hacemos cuando empezamos a subir, ya sea de primero como top-rope, pero que mucha gente ni se plantea porque confiamos el uno en el otro, revisarnos una a la otra por si las moscas, o Partner Check como le llaman actualmente.

Lo más importante es saber que no es una cuestión de confianza en el compañero, sino de que cuatro ojos siempre ven más que dos... 

Muchas veces con la charla se nos olvidan cosas obvias… ¿quién nunca se ha encordando sin ponerse los gatos?, ¿a quien nunca se le ha quedado atrás el casco o la magnesera? Por eso, y ya que normalmente salimos en parejas, lo mejor es mirarnos el uno al otro para prevenir accidentes.

¿Cómo hacerlo? ¡Rápido y sencillo! El asegurador revisa el nudo del escalador (el ocho es el obligatorio para las competiciones según el Reglamento) y, a su vez, el escalador revisa el sistema de aseguración del compañero (que esté bien pasada la cuerda y bien cerrado el mosquetón de seguridad, así como que frene la cuerda con un tirón seco).

¡Es una cuestión de un segundo! Lo que viene a ser un repaso de abajo a arriba o de arriba a abajo  (según guste).

miércoles, 20 de julio de 2011

Grandes incomprendidos de la historia I

"Es que me despeina", "es que me da calor", "mira que pringao",... son frases típicas asociadas al uso del casco, ese gran incomprendido. Por eso, hoy le vamos a dedicar este pequeño espacio, por las veces que nos quita un buen chichón, aunque nadie le tengamos ningún aprecio.

Aunque lo primero que pensamos es... "para qué quiero un casco, si me caigo, no va a servir para nada", al poco tiempo nos damos cuenta de las utilidades que realmente tiene.

Principalmente, cuando salimos a la roca, pueden caer (de hecho caen) muchas piedritas, que pueden llegar a ser pedruscos más bien, y que con un mal golpe, nos pueden hacer una brecha en la cabeza como poco. La verdad, tener un momento Carry mientras estás en la pared o asegurando al compañero, no debe ser nada cómodo ni agradable, por lo que si con el simple hecho de usar casco nos lo ahorramos, podremos disfrutar mucho más de nuestra aventura.
Pero no sólo eso... al ir chapando, en un momento patoso (dígase de manitas de trapo, algo muy de mi estilo) puede dejar caer una express y "sin querer" puede caerle al compañero que asegura, que podría soltar el asegurador, saltar, desplomarse, y un montón de cosas que ni se nos ocurren pensar, pero que pueden pasar y sacarnos otro mal rato.

Otra opción (esta la he probado yo directamente.. tengo aficiones extrañas) es que mientras vas subiendo, se te resbala el pie de apoyo, y ¡zas, la frente contra la placa!. Llevaba casco, menos mal, si no ahora tendría una cicatriz muy, muy sexy en la frente...

Conclusión: aunque nos riamos, aunque nos parezca tonto, debemos tomar todas las precauciones posibles para pasar un buen día, y a poder ser, no acabar en urgencias, que hay mucha cola.


CAMPAÑA PARA SALVAR TU MOLLERA

viernes, 15 de julio de 2011

Primeros días. Toma I

Aquí comienzan las aventuras y desventuras de unas escaladoras novatas. Hoy empezaremos con la primera salida en solitario a roca, ¡toda una aventura!...

Cuando empezamos a escalar a muchos se nos repite un pensamiento, vernos "solos", siendo autosuficientes en la roca, montando las vías con soltura, haciendo grandes pasos técnicos, pero claro, rápidamente nos preguntamos si sobreviviremos a nuestras primeras salidas sin mentores, si nos quedaremos en medio de una chapa mirándola y pensando, ¿por qué no estará más cerca?, ¿llegaré hasta la reunión o llamo al helicóptero de rescate?...

Y por fin, un día, casi sin darnos cuenta, salimos solos a la roca. ¿Y ahora qué?.

Consultamos el croquis de las vías, pero, ¿dónde están las chapas?. Es como si la roca se las hubiera tragado… Miras y miras, y no hay nada… ¡No puede ser!, ¡Si aquí pone que hay una vía!, … Te fijas un poco más al lado, y ves a otros escaladores colgados, y tu no encuentras una triste chapa… Algo no va bien…

Al cabo de un buen rato, encuentras tu primera chapa, y otra, y otra, y muchas otras, ¡y hasta ves una reunión! Después del mal rato, es como una fiesta, aparecen chapas por todas partes, empiezas a reconocer las vías, revisas los croquis para empezar con un grado cómodo,...

Ya tenemos elegida la vía que vamos a montar. “¿Abres tú o yo?”. “Si tú quieres, abre, de verdad que a mi no me importa“, “Bueno, pero píllame cortito“,… Estas son algunas de las conversaciones típicas que se repiten los primeros días, los nervios, el estrés de pensar en la caída mientras chapas,…

¡Comienza la subida!.

Por mucho magnesio que te echas, siempre quieres más. Las manos se resbalan, tiemblan las piernas, los brazos,..., pero poco a poco vas subiendo, chapando, chapando de nuevo, chapando de nuevo, ¡píllame!, sigo chapando, otra chapa,.... Y llegas a la reunión, y... !ay, es mi primera vez!. Todos tenemos una primera vez... La miras. Te mira. La vuelves a mirar y ella sigue ahí. Vale, pongo la baga, tiro de la cuerda... todo un recorrido mental por los pasos a seguir.

Si todo sale medio bien, nos quedaría algo así (claro, esto es mejorable, pero cuando es la primera vez, es muy bonito, pero nada artístico).



Finalmente todo está montado y llegas a tierra con temblores en las piernas (de cansancio, claro), pero con mono de volver lo más rápido posible. Si no fuera por el mono... la mitad no repetiríamos al ver las agujetas que tenemos a los dos días... pero eso ya lo veremos en capítulos siguientes.