miércoles, 20 de julio de 2011

Grandes incomprendidos de la historia I

"Es que me despeina", "es que me da calor", "mira que pringao",... son frases típicas asociadas al uso del casco, ese gran incomprendido. Por eso, hoy le vamos a dedicar este pequeño espacio, por las veces que nos quita un buen chichón, aunque nadie le tengamos ningún aprecio.

Aunque lo primero que pensamos es... "para qué quiero un casco, si me caigo, no va a servir para nada", al poco tiempo nos damos cuenta de las utilidades que realmente tiene.

Principalmente, cuando salimos a la roca, pueden caer (de hecho caen) muchas piedritas, que pueden llegar a ser pedruscos más bien, y que con un mal golpe, nos pueden hacer una brecha en la cabeza como poco. La verdad, tener un momento Carry mientras estás en la pared o asegurando al compañero, no debe ser nada cómodo ni agradable, por lo que si con el simple hecho de usar casco nos lo ahorramos, podremos disfrutar mucho más de nuestra aventura.
Pero no sólo eso... al ir chapando, en un momento patoso (dígase de manitas de trapo, algo muy de mi estilo) puede dejar caer una express y "sin querer" puede caerle al compañero que asegura, que podría soltar el asegurador, saltar, desplomarse, y un montón de cosas que ni se nos ocurren pensar, pero que pueden pasar y sacarnos otro mal rato.

Otra opción (esta la he probado yo directamente.. tengo aficiones extrañas) es que mientras vas subiendo, se te resbala el pie de apoyo, y ¡zas, la frente contra la placa!. Llevaba casco, menos mal, si no ahora tendría una cicatriz muy, muy sexy en la frente...

Conclusión: aunque nos riamos, aunque nos parezca tonto, debemos tomar todas las precauciones posibles para pasar un buen día, y a poder ser, no acabar en urgencias, que hay mucha cola.


CAMPAÑA PARA SALVAR TU MOLLERA