viernes, 15 de julio de 2011

Primeros días. Toma I

Aquí comienzan las aventuras y desventuras de unas escaladoras novatas. Hoy empezaremos con la primera salida en solitario a roca, ¡toda una aventura!...

Cuando empezamos a escalar a muchos se nos repite un pensamiento, vernos "solos", siendo autosuficientes en la roca, montando las vías con soltura, haciendo grandes pasos técnicos, pero claro, rápidamente nos preguntamos si sobreviviremos a nuestras primeras salidas sin mentores, si nos quedaremos en medio de una chapa mirándola y pensando, ¿por qué no estará más cerca?, ¿llegaré hasta la reunión o llamo al helicóptero de rescate?...

Y por fin, un día, casi sin darnos cuenta, salimos solos a la roca. ¿Y ahora qué?.

Consultamos el croquis de las vías, pero, ¿dónde están las chapas?. Es como si la roca se las hubiera tragado… Miras y miras, y no hay nada… ¡No puede ser!, ¡Si aquí pone que hay una vía!, … Te fijas un poco más al lado, y ves a otros escaladores colgados, y tu no encuentras una triste chapa… Algo no va bien…

Al cabo de un buen rato, encuentras tu primera chapa, y otra, y otra, y muchas otras, ¡y hasta ves una reunión! Después del mal rato, es como una fiesta, aparecen chapas por todas partes, empiezas a reconocer las vías, revisas los croquis para empezar con un grado cómodo,...

Ya tenemos elegida la vía que vamos a montar. “¿Abres tú o yo?”. “Si tú quieres, abre, de verdad que a mi no me importa“, “Bueno, pero píllame cortito“,… Estas son algunas de las conversaciones típicas que se repiten los primeros días, los nervios, el estrés de pensar en la caída mientras chapas,…

¡Comienza la subida!.

Por mucho magnesio que te echas, siempre quieres más. Las manos se resbalan, tiemblan las piernas, los brazos,..., pero poco a poco vas subiendo, chapando, chapando de nuevo, chapando de nuevo, ¡píllame!, sigo chapando, otra chapa,.... Y llegas a la reunión, y... !ay, es mi primera vez!. Todos tenemos una primera vez... La miras. Te mira. La vuelves a mirar y ella sigue ahí. Vale, pongo la baga, tiro de la cuerda... todo un recorrido mental por los pasos a seguir.

Si todo sale medio bien, nos quedaría algo así (claro, esto es mejorable, pero cuando es la primera vez, es muy bonito, pero nada artístico).



Finalmente todo está montado y llegas a tierra con temblores en las piernas (de cansancio, claro), pero con mono de volver lo más rápido posible. Si no fuera por el mono... la mitad no repetiríamos al ver las agujetas que tenemos a los dos días... pero eso ya lo veremos en capítulos siguientes.